domingo, 16 de agosto de 2020

VIETNAM 13: Hué I, Ciudad Imperial

3 de enero de 2020 Dedicamos todo aquel el día a explorar la Ciudad Imperial de Hué, la antigua morada de los últimos emperadores vietnamitas. Por la tarde dimos una vuelta por el mercado de Dong Ba para acabar de completar la jornada. Después de unos días descansando poco y cambiando a menudo de alojamiento, aquel día nos lo tomamos con tranquilidad. Íbamos a tener toda la jornada para visitar tranquilamente la Ciudad Imperial de Hué, un lugar que se suele considerar una visita de medio día. Después del buen desayuno que comimos en el alojamiento, nos acercamos caminando a las taquillas del monumento. Allí la venta de entradas era algo caótica, ya que existían diferentes opciones (no del todo claras) dependiendo de si se incluyen las entradas a otros lugares históricos. En nuestro caso compramos la entrada combinada para la Ciudad Imperial y 3 Tumbas Imperiales (que pensábamos visitar al día siguiente), la cual tiene una validez de dos días consecutivos (530.000 VND por persona, unos 21 €).
3 de enero de 2020
Dedicamos todo aquel el día a explorar la Ciudad Imperial de Hué, la antigua morada de los últimos emperadores vietnamitas. Por la tarde dimos una vuelta por el mercado de Dong Ba para acabar de completar la jornada.
Después de unos días descansando poco y cambiando a menudo de alojamiento, aquel día nos lo tomamos con tranquilidad. Íbamos a tener toda la jornada para visitar tranquilamente la Ciudad Imperial de Hué, un lugar que se suele considerar una visita de medio día. Después del buen desayuno que comimos en el alojamiento, nos acercamos caminando a las taquillas del monumento. Allí la venta de entradas era algo caótica, ya que existían diferentes opciones (no del todo claras) dependiendo de si se incluyen las entradas a otros lugares históricos. En nuestro caso compramos la entrada combinada para la Ciudad Imperial y 3 Tumbas Imperiales (que pensábamos visitar al día siguiente), la cual tiene una validez de dos días consecutivos (530.000 VND por persona, unos 21 €). Las otras opciones que existen es la de sólo la Ciudad Imperial, la combinada con 2 tumbas y la combinada con todos los lugares históricos de Hué (para los detalles, consultad esta web actualizada).
La historia de Hué va íntimamente ligada a la dinastía Nguyen, la última de las que reinaron en Vietnam. Fue fundada en el siglo XIX al ascender al trono el emperador Gia Long, uno de los reyes vietnamitas más importantes de su historia, al lograr unificar todo Vietnam. Decidió mover la capital de Hanoi a Hué, donde se hizo construir una gran Ciudad Imperial a imagen y semejanza de la Ciudad Prohibida de Pekín. Los Nguyen gobernaron sobre el país hasta la proclamación de la independencia de Vietnam tras la 2ª Guerra Mundial. En ese momento empezó una guerra contra el poder colonial francés, que no aceptó la independencia vietnamita, y precisamente la Ciudad Imperial (en aquel momento, abandonada) sufriría las consecuencias en forma de serios daños. Éstos fueron todavía mayores durante la Guerra de Vietnam contra los estadounidenses, ya que el Vietcong se atrincheró allí dentro durante una de sus incursiones al sur de Vietnam. Después de estos dos conflictos más del 90 % de los edificios fueron destruidos o seriamente dañados. Afortunadamente, en los años posteriores se reconstruyeron algunos de ellos, lo que permitió incorporar la Ciudad Imperial en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Accedimos a la Ciudad Imperial por la puerta de Ngo Mon, su entrada principal. Aquí pudimos ver el foso que rodea todo el recinto, y la fortificación de la puerta nos hacía pensar que estábamos entrando en una fortaleza militar. Dentro el aspecto es diferente, incluso el de la misma puerta, que estaba más decorada por la cara que mira al interior. Nos encontramos ante un pasillo que atravesaba un estanque de lotos, que era de uso exclusivo para el emperador. Al final encontramos el palacio de Thai Hoa, donde el emperador oficiaba las recepciones oficiales. Nos pareció un edificio relativamente austero, con solo finas decoraciones en el tejado. Comparativamente eran mas decorados los edificios que encontramos inmediatamente al norte, que formaban la Sala de los Mandarines, en las que los altos funcionarios preparaban las ceremonias de la corte. Sus dos edificios eran completamente fascinantes, de lo mejor de toda la Ciudad Imperial.
Entrando por la puerta de Ngo Mon
Cruzando la pasarela hacia el palacio de Thai Hoa
Detalles del palacio de Thai Hoa
Sala de los Mandarines
Sala de los Mandarines, donde aparecen los símbolos chinos de la longevidad (abajo)
Junto a estos edificios debía estar el palacio de Can Chanh, que el emperador usaba para sus quehaceres diarios, pero fue completamente destruido y no queda más que una explanada vacía; solo se han reconstruido una serie de bellos corredores de madera de color rojizo. Tampoco queda nada de la Ciudad Púrpura Prohibida, donde estaban las dependencias de uso exclusivo del emperador. Hoy tan solo hay una gran llanura llena de hierba que le daba aquel lugar un cierto aire de abandono. Esa es una tónica en la Ciudad Imperial: algunas zonas se ven muy chulas y están muy reconstruidas, y en otras no hay absolutamente nada.
Corredores del palacio de Can Chanh
Después de ver el centro de la Ciudad Imperial, continuamos la visita en sentido inverso de las agujas del reloj. Seguir la visita nos resultó un poco difícil, ya que había pocos carteles que te indicaran ante que edificio te encontrabas, y en el plano general que había en la entrada hallamos algunos errores de situación. Por ejemplo, al empezar nuestra ruta hacia el este nos encontramos ante el Nhat Thanh Lau, un edificio simplemente precioso que no aparecía en el mapa ni en ningún sitio. A su lado está uno de los más populares, el Teatro Real, con su interior perfectamente reconstruido que muestra además una selección de instrumentos musicales tradicionales. De hecho, el nha nhac, el tipo de música que se tocaba en las cortes reales vietnamitas, está inscrito en el Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad de la Unesco.
El imponente Nhat Thanh Lau
Interior del Teatro Real
A continuación torcimos hacia el norte y entramos en el Vuon Thieu Phuong, el Jardín Real, sin duda uno de los lugares más bellos y bucólicos de todo el complejo. Es un conjunto de corredores que atraviesan jardines llenos de bonsáis y ríos artificiales sencillamente preciosos. A su lado está el inmenso jardín de Co Ha, con diversos lagos y caminos ajardinados por los que sin duda el emperador podía dar largos paseos. Si éste prefería leer, un poco más al oeste tenía su Sala de Lectura (Thai Binh Lau), uno de los edificios más espectaculares de todo el complejo. Su exterior está cubierto de finos mosaicos y pequeñas figuras fascinantes, para disfrutarlas lentamente mientras aprecias todos sus detalles. Sin duda, es uno de sus edificios mas singulares de toda la Ciudad Imperial.
Vuon Thie Phuong
Vuon Thie Phuong
Jardín de Co Ha
Sala de Lectura del Emperador
Decoraciones de la Sala
Siguiendo hacia el oeste volvimos a atravesar las praderas otrora ocupadas por la Ciudad Púrpura Prohibida. Esta zona del norte de la Ciudad Imperial debía estar ocupada por el palacio de Khon Thai, la residencia de la concubina real, de la que actualmente solo han reconstruido un par de pequeños edificios de forma hexagonal. Un poco más al oeste dimos con Cung Dien Tho, el lugar de las actividades diarias de las reinas madre de la dinastía Nguyen. Y un poco más al norte estaba la Residencia Truong Sanh, con una espectacular puerta monumental de entrada. Esta era la residencia oficial de la reina madre: un imponente edificio rodeado de un lago y lleno de los símbolos chinos de la longevidad. Volvimos a Cung Dien Tho, donde había un bello pabellón de madera junto un estanque en el que había una cafetería, así que hicimos una parada para recargar fuerzas comiendo algo.
Palacio de Khon Thai
Cung Dien Tho
Entrada a la residencia Truong Sanh
Residencia Truong Sanh
La última parte que exploramos fue su cuadrante sudoccidental, donde se encuentra el templo de To Mieu. Es una especie de santuario en honor a todos los emperadores Nguyen que gobernaron Vietnam. Su núcleo lo forman el fascinante pabellón Hien Lam y el dicho templo, que alberga los sepulcros de los Nguyen. Entre ellos se encuentran las Nueve Urnas Dinásticas, que simbolizan los nueve emperadores de la dinastía Nguyen. Una de las urnas era más grande y decorada, y correspondía a Gia Long, el fundador de la dinastía. Esa veneración por los orígenes está presente también en el templo de Hung To Mieu, situado un poco más al sur, dedicado precisamente a los padres de Gia Long.
Entrada del templo de To Mieu
Templo de To Mieu (izq.) y algunas de las 9 Urnas Dinásticas (dcha.)
Pabellón de Hien Lam
Entrada del Hung To Mieu
Con esto dimos por concluido nuestro recorrido por la Ciudad Imperial de Hué. La visita nos gustó mucho, nos pareció absolutamente fascinante e imprescindible para comprender la historia de los dos últimos siglos en Vietnam. Es cierto que puede parecer decepcionante comparándola con la Ciudad Prohibida de Pekín, pero hay que tener en cuenta que la de Hué es mucho más moderna y que tuvo que ser reconstruida hace relativamente poco. En total invertimos en la visita unas 5 horas y media, para verlo todo con profundidad y tranquilidad, y todavía nos quedó por ver algún templo menor. Hay gente que combina esta visita con las Tumbas Imperiales (que nosotros veríamos, también con tranquilidad, el día siguiente). Esto es factible si se madruga y se hace una visita más selectiva, viendo solo los lugares mas interesantes de la Ciudad.
Salimos de la Ciudad Imperial por su puerta este, Cua Hien Nhon, ricamente decorada y muy bien restaurada. Nuestra intención era apurar lo que quedaba de tarde en el mercado de Dong Ba, el más grande y popular de la ciudad, y situado precisamente al este de la Ciudad Imperial. Cuando llegamos empezaba a llover con insistencia, así que empezamos visitando su parte cubierta, donde están los puestos de ropa, menaje, especias, etc. Pero a nosotros siempre nos parece mas interesante la parte de la comida, un sitio ideal para ver el trasiego de la gente local haciendo sus compras diarias. Estaba instalada en el exterior del mercado, con puestos generalmente pequeños, en los que los campesinos habían traído a la ciudad lo que habían recolectado hacía poco en sus campos. Una cosa que nos llamaba la atención era que los clientes entraban dentro de esta parte con sus motos y a menudo ni se apeaban para comprar. Hacía mal a la vista ver las motos circulando a escasa distancia de los puestos de carne, con las viandas expuestas al aire libre. Nos pareció un sitio muy recomendable para ver vida local en Hué.
Puestos repletos de productos del interior de mercado de Dong Ba
Exterior de Dong Ba, con puestos llenos de todo tipo de alimentos
Comprando carne desde la moto
Decidimos ir volviendo hacia el centro y como comenzó a diluviar nuevamente decidimos guarecernos tomando algo en la cafetería The One. La verdad es que el local tiene un ambiente agradable y buen wifi, y tomamos un buen café latte y un chocolate caliente, acompañado de un par de pastelillos que hacían allí mismo (137.000 VND en total, unos 5 €). Después regresamos al hotel para darnos una buena ducha y descansar un rato. Para cenar decidimos ir a un restaurante que nos había recomendado la propietaria de la guesthouse, el Hahn. Lo bueno de este restaurante es que ofrece varios menús degustación con diferentes platillos tradicionales vietnamitas. El que elegimos incluía banh khoai (una especie de pancake relleno con gambas, cerdo y verduras), banh beo (una especie de pastel desmigado de arroz mezclado con ingredientes frescos y gambas), nem lui (una divertida brocheta de cerdo ensartada en un tallo de lemongrass), nem ran (los típicos rollitos fritos) y goi cuon tom thit (rollitos de primavera rellenos de verdura y gambas). Como no sabíamos si era muy grande pedimos además un plato de fideos con cerdo a la barbacoa. Neus disfrutó de lo lindo del menú, ya que tenía varios platos que hacía tiempo que quería probar en Vietnam. Junto a un par de cervezas, la cena nos salió por 195.000 VND (casi 8 €). Nos pareció un restaurante fantástico para quien quiera probar comida tradicional vietnamita buena y variada.
Fideos con cerdo asado
Nuestro menú: banh beo (arriba izq.), nem lui (arriba dcha.), nem ran y banh khoai (abajo izq.) y goi cuon (abajo dcha.)

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